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Fuente: El Heraldo (2025). “En Sincelejo y Montería adoptan medidas de orden público por las elecciones de los Consejos Municipales de Juventud.” Disponible en: https://www.elheraldo.co/sucre/2025/10/17/en-sincelejo-y-monteria-adoptan-medidas-de-orden-publico-por-las-elecciones-de-los-consejos-municipales-de-juventud/

Consejos Municipales de Juventud: laboratorios de democracia que apuestan por la incidencia

Consejos Municipales de Juventud: laboratorios de democracia que apuestan por la incidencia

Por Melissa Quintana Fernández | Docente 

Tras las elecciones de los Consejos Municipales de Juventud (CMJ) realizadas el 19 de octubre de 2025, resulta clave reflexionar sobre este mecanismo de participación y su potencial para revitalizar la democracia local, especialmente en el departamento de Córdoba.

Las elecciones de 2021 habían marcado un hito histórico: fue la primera vez que jóvenes entre 14 y 28 años eligieron representantes mediante voto popular. Sin embargo, la baja participación —solo el 10,3 % de los habilitados votó, según la Misión de Observación Electoral (MOE)— reflejó un profundo desencanto institucional y una limitada legitimidad de los CMJ como verdaderos espacios de representación.

En contraste, el proceso electoral 2025–2029 mostró señales de renovación y dinamismo juvenil. En Córdoba, se registraron 1.439 candidaturas, de acuerdo con la Registraduría Nacional del Estado Civil. De ellas, el 39,5 % correspondió a listas independientes, el 35,9 % a partidos políticos y el 24,6 % a procesos juveniles organizados. Este panorama evidenció que muchas juventudes buscaron rutas de participación por fuera de las estructuras tradicionales, aunque los procesos colectivos aún enfrentaron retos de consolidación frente a candidaturas más institucionalizadas. El desafío ahora es articular estos nuevos liderazgos, fortalecer sus capacidades y brindarles condiciones reales de incidencia política.

Desde una mirada territorial, la participación fue heterogénea. Montería concentró la mayor cantidad de candidaturas (161), seguida por Puerto Libertador (103) y Cereté (102). También destacaron municipios como Montelíbano y Tierralta, donde la juventud emergió con fuerza en contextos históricamente marcados por la violencia y la débil institucionalidad. En contraste, en el Alto Sinú la participación continuó siendo baja en la mayoría de municipios, reflejando barreras estructurales para la organización juvenil. En la zona costanera, las candidaturas fueron fragmentadas, muchas vinculadas a procesos culturales y ambientales, aunque con escaso respaldo institucional. En el San Jorge, se observó un panorama mixto: algunas zonas mantuvieron vínculos con partidos tradicionales, mientras que en otras despuntaron liderazgos nuevos aún en consolidación.

Este escenario dejó claro que más allá del número de candidaturas, es necesario leer el significado político de la participación y las condiciones que la hacen posible o la limitan. Los CMJ deben consolidarse como herramientas reales para democratizar el poder local y no como mecanismos meramente simbólicos. Para ello, se requieren políticas diferenciadas por región que mejoren la conectividad, fortalezcan redes de apoyo, impulsen la formación política y aseguren un acompañamiento institucional sostenido.

Un eje central continúa siendo el enfoque de género. Aunque aún faltan datos consolidados, es evidente la urgencia de garantizar condiciones que permitan a mujeres y diversidades sexuales ejercer liderazgos sin barreras estructurales. Ello implica promover ambientes seguros, reconocer desigualdades históricas y desarrollar estrategias con perspectiva de género e inclusión para evitar que la participación reproduzca los mismos patrones de exclusión.

Asimismo, la experiencia electoral reciente reafirmó la necesidad de fortalecer la formación política. La MOE advirtió que, durante el periodo anterior, muchos consejeros desconocían sus funciones, los mecanismos de veeduría o el derecho a la información pública. En zonas rurales, esta brecha sigue siendo más profunda por las dificultades de conectividad, la desinformación y la estigmatización de la juventud como interlocutora válida. Sin una pedagogía política sólida, la participación corre el riesgo de convertirse en un simulacro democrático.

De forma paralela, emergieron nuevas formas de liderazgo digital. Jóvenes utilizaron plataformas como TikTok e Instagram para hacer pedagogía electoral, difundir propuestas y vigilar procesos. Aunque aún son iniciativas incipientes, demostraron el potencial de las redes sociales como espacios de participación y control ciudadano.

No obstante, la sostenibilidad de los CMJ no dependerá únicamente de la voluntad de las y los jóvenes. Se requiere una articulación intersectorial que involucre universidades, sector privado, organizaciones sociales y entes territoriales. Es fundamental promover programas de formación política, incubadoras juveniles y mecanismos de reconocimiento público que consoliden una cultura cívica juvenil más allá del momento electoral.

Finalmente, garantizar presupuestos específicos para el funcionamiento de los CMJ sigue siendo una condición indispensable. Sin recursos, no es posible implementar planes de acción, realizar asambleas o sostener espacios deliberativos. Validar institucionalmente los CMJ implica más que permitir su existencia formal: exige apoyo financiero, acompañamiento técnico y reconocimiento como actores legítimos en la formulación de políticas públicas de juventud.

En definitiva, las elecciones de los Consejos Municipales de Juventud 2025 en Córdoba representaron una oportunidad para repensar la democracia desde la base. Reconocer sus liderazgos, asegurar condiciones de equidad y fortalecer su capacidad de incidencia son pasos clave para que los CMJ pasen de ser una promesa a convertirse en agentes activos en la construcción de lo público y de la paz territorial.

 

 

Perfil profesional

Melissa Quintana Fernández
Comunicadora Social–Periodista | Magíster en Derechos Humanos y Cultura de Paz (Pontificia Universidad Javeriana) | Candidata a Doctora en Comunicación (Universidad Pontificia Bolivariana – Medellín)

Con amplia experiencia en comunicación para la transformación social, ha trabajado en investigación, docencia universitaria, gestión de proyectos y cooperación internacional, especialmente en territorios afectados por el conflicto armado en Córdoba y Urabá.

Ha liderado procesos de memoria histórica, derechos humanos, reconciliación, cultura de paz, participación juvenil y género, formulando y ejecutando proyectos junto a agencias de Naciones Unidas, organismos de cooperación internacional y entidades estatales.

Actualmente coordina la línea de investigación en Comunicación para la Paz, donde impulsa estudios interdisciplinares sobre memoria, identidad y reparación colectiva. Combina su experiencia académica y profesional al servicio de la construcción de paz y el fortalecimiento ciudadano.

[1] Misión de Observación Electoral – MOE (2021). Informe de observación elecciones CMJ 2021. Disponible en: www.moe.org.co

[2] Registraduría Nacional del Estado Civil (2025). Listado oficial de candidaturas a Consejos Municipales de Juventud. Recuperado de: www.registraduria.gov.co

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